No cabe duda de que el cerebro humano aún es un misterio en muchos aspectos. ¿Te has parado has pensar en el puñado de recuerdos que almacenas de tu niñez, de los primeros años de tu vida? La mayoría de nosotros recordamos pocas cosas. Pero, ¿por qué recordamos esas cosas y no otras? Y ahora que yo tengo un hijo pequeño puedo analizar desde otra perspectiva esos recuerdos, como los que tiene mi hijo sobre el verano.
Salvo el primer año, todos los veranos hemos ido de vacaciones con él a un destino diferente, nunca repitiendo. Hace dos años fuimos a Cádiz, un lugar al que ya tenía ganas de oír por las referencias que tenía, también en relación a los precios. Aunque hace dos años las cosas estaban un poco más baratas que ahora, ya me decidí por una opción más asequible que Baleares, por ejemplo, para pasar las vacaciones.
Seguro que el niño no se acuerda de mi organización del viaje que incluyó la reserva anticipada de parking Cadiz centro. En años anteriores fuimos sin reservar plaza y fue un infierno buscar aparcamiento. Me dije que no me pasaba más. Así que el viaje empezó con buen pie y acabó aún mejor. Y está claro que el peque se lo pasó muy bien. Vivimos todo tipo de experiencias que para él eran muy novedosas, ya que era el primer año que sabía (casi) nadar, o al menos no le tenía miedo al agua como al principio.
Como teníamos un apartamento cerca de donde reservé parking Cadiz centro y pegados a la playa, nos olvidamos del coche (que es algo que yo valoró mucho como conductor oficial de la familia) y pudimos centrarnos en disfrutar. Íbamos a todas partes andando, y eso es algo que también le gusta mucho al peque: tenerlo todo cerca. Así que pasábamos los días de la piscina del apartamento a la playa, y de la playa a la piscina. Y luego a cenar a los restaurantes que teníamos cerca. ¡Menuda vidorra! Desde entonces, él siempre habla de Cádiz, pese a que hemos estado en otros cinco o seis sitios más. Pero no cabe duda de que ese recuerdo de niñez lo tendrá siempre.