Es una de las operaciones de cirugía estética más habituales y que no ha dejado de crecer en número en los últimos tiempos. Gracias a los avances en medicina estética y a la mejora de las técnicas y materiales, hoy en día las operaciones de pecho son plenamente seguras ofreciendo a millones de mujeres una alternativa para mejorar su figura y fortalecer su autoestima. Pero, a pesar de todo, cada mujer debe encontrar por ella misma las causas por las que quiere hacer esta clase de operación.

Os contaré por qué lo hice yo y espero que os sirva para tomar una decisión por vosotras mismas. En mi caso, el tamaño de mis pechos nunca ha sido una causa de gran frustración ni nada por el estilo. No he tenido ninguna depresión ni nada así por cuestiones físicas. Pero entiendo perfectamente a aquellas mujeres que puedan sentirse mal por algo relacionado con su físico.

También he decir que tengo pareja desde hace años y tenemos una vida en común satisfactoria y, en absoluto, mi chico me ha pedido nunca que me hiciera una operación. Si lo hiciera, le mandaría a paseo. Entonces, ¿por qué he decidido este aumento de pecho? Porque sentía que me faltaba algo. Cuando me ponía algún vestido o salía de fiesta, nunca estaba plenamente satisfecha. Como digo, no era una sensación que me afectase diariamente ni no pudiese dejar de pensar en ello, pero sí que surgía de vez en cuando.

Fue entonces cuando decidí empezar a informarse sobre el tema. Como no quería obtener esa información en internet que siempre encuentras mucho fake, me fui a una clínica para que me informaran de forma profesional sobre el aumento de pecho, explicándome cómo es la operación, qué puedo esperar a posteriori, cuáles son los riesgos si es que los hay… y cuánto cuesta.

Me fui a casa pensando en ello, lo consulté con mi chico que me dijo que hiciera lo que considerara correcto. Así que al final me decidí por ello consciente de que hay marcha atrás. Y, por el momento, me siento divina.