La Navidad da para muchas cosas, también para estrechar lazos familiares. Aunque los cuñados tienen muy mala fama, en mi caso no tengo queja. Me entiendo bastante bien con la mayoría, especialmente con el hermano de mi mujer. Tenemos una edad parecida y eso ayuda para las conversaciones. No obstante, tenemos puntos de vista divergentes sobre temas como fútbol o política que han caldeado alguna que otra cena de Nochebuena. Pero con cariño, sin llegar la sangre al río.

En una de esas conversaciones hace años surgió el tema de la calvicie. Yo estaba perdiendo el pelo y yo sabía que él había hecho algo en el pelo tiempo atrás, aunque me daba vergüenza preguntarlo. Pero surgió el tema sobre un conocido deportista que se había hecho un tratamiento y me comentó que era parecido al suyo. Él había optado por tratamientos alopecia en Vigo, describiéndomelo con todo lujo de detalles. En un momento de la conversación me dijo entre risas: ¿te interesa? A mí me dio un poco de corte, pero terminé riéndome también. Era obvio que me interesaba.

No hice nada en ese mismo momento. Pero tomé nota mental. Seis meses más tarde comprobé que el problema de la caída del pelo no era algo temporal ni debido a una época del año como se suele decir. También es verdad que el pelo puede caer en épocas de estrés y demás. Pero mi situación no era especialmente estresante, al menos no más que en otras épocas. Así que busqué el WhatsApp de mi cuñado y le pregunté más datos sobre los tratamientos alopecia en Vigo que había seguido. Me dio las señas del sitio y me dijo que en su caso había sido un proceso efectivo, aunque no quiso comprometerse.

Y lo entiendo porque los problemas de alopecia pueden proceder de diversas causas. Lo primero es estudiar el caso. Y eso es lo que hice. La primera toma de contacto ha sido muy positiva. Sé que no empiezo con el tratamiento demasiado tarde porque todavía tengo bastante pelo, pero creo que es mejor prevenir y retrasar la caída antes de afrontar otras opciones.