Con el inicio de la pandemia, una gran cantidad de trabajadores se quedaron en casa. Por un lado, los que podían continuar con su labor en remoto teletrabajando, por otro, los que no podían seguir trabajando ni en remoto porque les habían obligado a echar el cierre a sus locales. Y luego estábamos los demás, los que debíamos seguir trabajando a pesar de la pandemia porque nuestra labor se consideraba esencial. 

Yo soy transportista y me gusta mi trabajo. Llevo ya quince años con ello y no tengo intención de cambiar. Desde hace unos años trabajo para una empresa que distribuye alimentos congelados lo que me lleva a diversos puntos de mi región: soy distribuidor de gamba congelada y otros productos similares. Tenemos un importante prestigio entre nuestros clientes por la calidad de nuestros alimentos y por la eficacia del servicio: en esto último intervenimos directamente los transportistas que debemos asegurar un servicio rápido y eficaz para garantizar el estado óptimo de los alimentos. 

Con la llegada de la pandemia, nuestro sector se vio también afectado: aunque seguíamos trabajando, algunos de nuestros clientes cancelaron los pedidos. Obviamente, todo el sector de la restaurantes y buena parte de los negocios hosteleros de venta directa al público tuvieron que echar el cierre. Pero yo seguí como distribuidor de gamba congelada en supermercados y otras superficies comerciales. 

Fue una época extraña en la que la ciudad parecía escenario de una película. Nunca había visto tan poco tráfico en calles generalmente atestadas. Sé que algunos compañeros también sintieron cierto miedo por tener que trabajar en esa situación. Las noticias eran contradictorias y no sabías muy bien a quién creer. Pero yo agradecí seguir trabajando y estar al pie del cañón: en mi opinión, la mejor terapia en una situación complicada es trabajar en algo que te satisfaga. Si te quedas en casa pensando, todo se ve mucho más negro.

Y aunque sé que lo sanitarios se llevaban los aplausos y pocos se acordaban de los transportistas, las cajeras y demás, me alegro de haber contribuido a sostener la situación en un momento tan complicado que esperamos que no repita más.